martes, 23 de enero de 2007

UNO

La celeridad de mi vida se va perdiendo a la medida que mi animal va perdiendo fuerza. Alimento el animal que camina en dos patas, se recupera, me acelero. El animal me alimenta. Enfermamos con lo que nos alimentamos diariamente. Distintos tipos de tratos, tratos distintos y tratamos ser tipos distintos con trapos. Nos vestimos y nos desvestimos pero siempre somos los mismos y los mismos misios. Es una sobrevivencia en Lima, común y corriente, la que todos pretendemos sobrepasar. Con poco en el bolsillo, con mucho en el alma, buscando compañías y empresas.

Quiero empezar así y terminar lejos de donde empecé. Llegar lejos? Lejos de qué? Siendo animales bajo la mirada del doctor, bajo la luz, envolviendo con las nalgas un termómetro, siendo nuestro corazón espiado diariamente. Analisados. Veremos si pueden.

PD: Para terminar. A la mierda la pena de muerte¡¡. Cómo se puede hacer pedagogía social desde el Estado siendo tan contradictorio? Como defender la vida con la muerte? Como involucrar la justicia con las reacciones sentimentales? No es el colmo?

No hay comentarios: